miércoles, 19 de junio de 2013

Yudith Blejer

De "Con la piel a cuestas", 1975.


ASÍ SOY YO

ESTOY hecha de arcilla
sometida al filo ciego de la materia
entre perros hambrientos
y lepra de palabras.

Solitaria, ayer sin sol
con la frente caída como una estatua
reclamo un sitio donde apoyar
los hombros y las manos.

Mírame,
apenas un sueño
entre rudas raíces retorcidas
y gusanos que penetran cadáveres

Hoy,
golpeando las paredes
de una noche inconclusa
deseo, anhelo, casi lágrima oscura
refugio entre lianas
donde pueda llorar a solas.

DESPERTAR

SANGRE que llevas en tus entrañas benditas
el sueño herido de un pájaro carpintero,
la melancolía de un beso en rocas de mimbre
la angustia mezclada en el cenicero.

Cuerpo que ocultas las llamas
convirtiendo la carne en silencios
ahogando la planta sagitaria y salvaje
que eclosiona en su pecha de hemisferios.

Rostro pasajero de óxido de estrellas
densificas los humores de la piel en tierra
bañada por la oceánica morbidez del mar
que corre afiebrada entre náuticos alientos.

LAS PRIMERAS HORAS

TENGO voz partida y lengua derramada
manos rotas y brazos desgajados
de alcanzar tu estampa suspendida en la nada.
Quiero que me siembres de palabras la sangre
irizando con tus párpados mis sienes
apretando mis moléculas al sonido de tu cuerpo
para que pueda girar en fuga loca
haciendo tambalear los prejuicios de mis límites
inundando los bosques como un río terrible
forjándonos en lucha viva de mi pelea oscura
nutriéndonos de polen en las angustias del alba
y cuando llegue la hora de los silencios
que no tienen palabras ni miradas,
te buscaré como una lágrima en un libro olvidado
en el único sistema planetario con pájaros
donde la vida se pueda contemplar en el olvido.

Joaquín Giannuzzi

De "Un arte callado", 2009.


LA PESTE

Estas calles y sus días se alargan con mucho sufrimiento
a total disposición del mal.
Por algún milagro que desconozco
por la ciudad camino todavía.
La época dispara su metralla hacia distintas direcciones
y toda cosa viva se ofrece como un blanco propicio a la peste.
Cómo se entiende esto, la intensidad
con que una mano se justifique
en el aniquilamiento de otra.
Sigo de pie, no destruido sino hecho a un lado,
apartado hasta que se agote la humanidad de mis ojos
y todas sus rotas convicciones.
Antes de caer baleado
–y todo el mundo ignorando en nombre de qué fue mi blanco elegido–
me pregunto si llegaré a tiempo
para morir sin asco ni locura.

MAGNIFICAT

Ven a mí gloria del mundo
y ocupe tu música en mi corazón
el sitio que Dios ha abandonado.
No me dejes a solas
con mi balbuceo terrestre
soplando pequeñas palabras
a través de las cuerdas insípidas
que sólo cuentan conmigo para perdurar.

APROXIMACIÓN A UNA ONTOLOGÍA

Pero qué es esta descomunal presencia, éste animal espejo,
esta masa pesada y sospechosa
donde el pequeño yo se pierde hasta volverse cero y ciego,
girando entre millones
que quieren comer y entender un poco como él.
Qué es este abundante tejido, esta cosa maciza, empecinada,
que el yo nervioso quiere penetrar como un taladro
para ver qué sucede, si hay alguna
explicación detrás, un lenguaje articulado,
alguna forma claramente organizada.
Qué es esta materia total, esta respiración obligatoria,
esta caliente apariencia iluminada, fisiológica,
que lo hace sospechoso entre millones
que tragan y sollozan como él,
estas tristes porciones de opacidad.
Pero qué es esto, qué es lo que todo esto está tratando de decir.