jueves, 12 de julio de 2012

María Cristina Salinas Urquiza


Poeta argentina. Secretaria de Cultura de la Asociación Amigos de la Avenida de Mayo.


Yo que vengo…

a Esther de Izaguirre

Yo que vengo de los días de la lluvia
en un enero recortado,
yo que vengo en el transparente ritmo de las lágrimas,
en el constante malestar de las palabras
que me prestaron otros;
yo que en la trenza de un beso ensayado
ignoré la existencia del alfabeto humano,
yo que conozco la charla desteñida de las cosas,
yo que permanezco en la cotidianidad de la tristeza
siento tu sangre habitarse en la mía,
siento tu risa acostarse en mis días,
siento tu luz de tus constelaciones
en mi charco de sombre adormecida.

Regreso

a Aldo Tibaudin

Volverás a este puerto abandonado
con tu barco cargado de tristeza,
volverás a este puerto de verano
con tu ancla de idiomas extranjeros.
Volverás a este puerto, marinero,
en la proa de una beso yo te espero,
como esperan las novias en los puertos
desplegando caricias y desvelos.
Tú, en medio del mar junto al lucero,
divisarás mis manos en el viento
dibujando la forma del regreso.
Y en el agua mi voz se hará silencio;
cuando amarres tu barco, marinero,
ya no estará mi barco en este puerto.

Ubicación

a mi padre

Vivir la esencia de este ser impuesto,
caerse desde un punto sin herirse,
recuperar la sangre que se pierde,
quemar la piel en la bondad del aire.
Llorar el llanto que se va insinuando
al futurar la frase que se olvida,
sentir en metafísica locura
la integración total de la amargura.
Tocar las sombras, masticar el miedo,
subordinar el hesitar del cuerpo,
ennegrecer las manos con el barro.
Ingerir la orfandad de nuestro canto,
vertebrarse en la idea de la duda
perdile a Dios perdón por tantan culpa.

(Poemas y biografía tomados de Más allá del tiempo, 1976)

No hay comentarios:

Publicar un comentario