domingo, 25 de septiembre de 2011

Sin cordura ni factura


Tu boca, cementerio de mis hijos,
anda noctámbula en mi desvarío.
La fulana —resuena algún jipío—
me susurra eufemismos sin cortijos.

Tus uñas me tatúan dos letijos,
serás mi cárcel dentro del hastío
de un catre estriado por el amorío.
Entro sin descifrar tus acertijos.

Nos escupimos hieles esplendentes,
mientras tiemblan los ávidos torrentes,
encarnamos en fieras sin cordura,

ardiendo en el infierno de mancebos.
Todo quedo, las lunas duran evos,
las ventanas confirman: no hay factura.

abeloski, 2011.

3 comentarios: